La Pertenencia en un Sistema


La vida es sostenida a través de un orden, el cual es necesario comprender y respetar para conservar el bienestar de las comunidades, grupos, familias e individuos, de la misma forma que es vital respetar las leyes de la naturaleza y del universo, reconocer los órdenes que gobiernan las relaciones humanas es trascendental.


Las “heridas del sistema familiar” se cierran con la reconciliación...

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A pesar de que muchas veces irrespetamos la pertenencia y el origen en la sociedad, todos los miembros de una familia y de un pueblo tienen un sentido de pertenencia innato. Si algún miembro es excluido, aunque sea por un motivo aparentemente razonable, esto crea un desequilibrio en el sistema familiar, que posteriormente otro miembro de una nueva generación buscará incluir repitiendo su suerte.

En muchísimas familias se ven miembros que no se hablan entre sí, peleas, rencores, reproches, malos entendidos, burlas, que hacen que nos apartemos de nuestros padres, hermanos. Excluimos a los nuestros. Todos tenemos razones muy fundadas para hacerlo, y el mayor daño que hacemos es tanto al excluido, al que se le niega su origen, como a nosotros mismos. Excluimos a la que ha abortado, al tacaño, al homosexual, a la madre soltera, al promiscuo, hablamos mal sistemáticamente de los miembros de nuestra familia. Nos erigimos en jueces, en dueños de toda la verdad, si tener ni idea de la dinámica inconsciente de nuestro propio sistema familiar, del rol que estamos desempeñando inconscientemente, porque todo nos parece tan obvio y tan evidente que la soberbia que nos da nuestra propia certeza nubla nuestra visión. NO SE PUEDE JUZGAR NI EXCLUIR A NINGÚN MIEMBRO DE NUESTRA FAMILIA (y por extensión, a nadie de ningún sistema al que pertenecemos: el de amistades, el laboral, etc…) haya hecho lo que haya hecho. Esto es muy complicado de entender, porque a veces ocurren sucesos que nos revuelven a todos el alma. Lo cierto es que todo tiene una razón oculta de suceder, y no está siempre a nuestro alcance poder entenderlo. Eso no quiere decir que si alguien ha cometido un delito, no lo tenga que pagar, pero indefectiblemente esa persona es hijo o hija de un padre, y de una madre, y pertenece a un sistema de por vida, nos guste o no.

Reconocer estos órdenes que gobiernan las relaciones familiares, permite restablecer el equilibrio y el orden natural en la propia vida. Para ello, es necesario reconocer quienes pertenecen al sistema agrupándolos de acuerdo a su origen, podemos comenzar por  los consanguíneos, es decir, padres, abuelos, hermanos, tíos. Las parejas sexuales (parejas previas, amantes, concubinos y esposos todos con la misma dignidad), aceptar que la vida pasa a través de una relación sexual, cuando tenemos relaciones sexuales hacemos un pacto sagrado independientemente de no estar conscientes de este hecho, reconocer que el sexo es más poderoso que el amor y que la vagina es la puerta sagrada por la que entra la vida.


El vínculo del amor es un misterio, lo que nos atrapa y nos une. El vínculo más fuerte es el de nacimiento, el vínculo de la pertenencia. Se dice que “la sangre tira”. En realidad lo que tira, lo que nos une y vincula, es el amor....


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